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Aprender un nuevo idioma mejora el intelecto

La capacidad cognitiva del cerebro humano va desacelerando con el paso del tiempo, pero aprender un idioma será la opción idónea para combatir estas afecciones. Diferentes estudios han demostrado que el bilingüismo retrasa el envejecimiento cerebral, evitando la demencia senil.

El Centro de Envejecimiento Cognitivo y Epidemiología de la Universidad de Edimburgo, identificó estímulos cerebrales positivos sobre aquellas personas que hablaban un segundo idioma; mientras que las personas que sólo dominaban su lengua materna, sufrían de enfermedades degenerativas cinco años antes que los bilingües.

Si el paciente desea adquirir agilidad y destreza mental, aprender una nueva lengua en la tercera edad es una buena opción; el sistema cognitivo cuenta con mayor razonamiento para procesar la información.

Este razonamiento convierte al cerebro en una máquina más lógica; por ende, tendrá mayores posibilidades de escoger el método de aprendizaje más personalizado.

Siempre será provechoso obtener nuevas experiencias, cualquiera que sea la edad para incrementar los beneficios de desarrollo intelectual. En este proceso, la masa encefálica refuerza su concentración para entender la composición gramatical y su pronunciamiento. Aprender un nuevo idioma es considerado uno de los métodos de gimnasia cerebral más recomendado por los neurólogos.

Esta práctica aumenta la regeneración neurocelular, al momento de conectarse con otras neuronas. Esta interconexión genera un incremento exponencial en la capacidad de recordar cosas, además de evitar los olvidos progresivos, que representan los primeros síntomas del alzheimer.

Se debe tener en cuenta que la gimnasia cerebral no impide la aparición del Alzheimer, pero si retrasa considerablemente su aparición.

Estudios recientes mostraron resultados concretos sobre el alto coeficiente intelectual de los bilingües, en comparación a los monolingües. La lucha constante del cerebro por entender lo que se dice, escucha o lee, genera mayor interacción neurológica, aminorando los tiempos de pasividad.

A través de resonancias magnéticas, los investigadores de la Universidad de Lund en Suecia, descubrieron que al aprender un nuevo idioma se expande el campo cerebral, aumentando el espacio de almacenamiento cerebral en el Hipocampo.

Este hábito de obtener nuevos conocimientos debe empezar desde pequeños, pero nunca es tarde para aprender. La diferencia entre un niño y un adulto mayor, es la capacidad de información que puede absorber.

La revista del Estudio de la Psicología, en Estados Unidos, reveló que los niños con el conocimiento de un idioma extra, podían resolver problemas con mayor facilidad, al igual que tomar decisiones más razonadas, por tener la capacidad de eliminar las emociones como influenciador.

El último factor que favorece el aprendizaje de un idioma es la facilidad de comprensión de las nuevas palabras y el reconocimiento rápido de los significados de un vocablo compuesto morfológicamente similar al idioma materno. Este indicativo es una percepción visual que ocurre en fraccionas de segundo; por otro lado, las personas monolingües deben establecer un contacto más reflexivo con el idioma desconocido, para entender la traducción.

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