Los pies son el sustento del cuerpo y las bases fundamentales para su desplazamiento. Sin embargo, estas extremidades son subestimadas, obviando las atenciones necesarias para su cuidado y mantenimiento óptimo.
La podología es la invención científica que diagnostica las afecciones y deformidades de los pies, tratándolas mediante técnicas terapéuticas, sobre todo para personas con enfermedades como la diabetes y síndrome de Bueguer, que atacan directamente las extremidades inferiores.
Existen tres pilares para cuidar los pies: la higiene, el calzado y los ejercicios destinados para su buen funcionamiento. En el primer caso, es indispensable mantener buenos hábitos de limpieza en esta zona por la proliferación de gérmenes provenientes de la sudoración. Generalmente, se usa calzado cerrado, una de las principales causas de propagación de hongos que generan el conocido pie de atleta.
Los zapatos también deben ser escogidos con sumo cuidado, preferiblemente de cuero suave, flexible y que absorba el sudor. En el caso de ser zapatilla de tela, estás deben ser ligeras y transpirable.
Después de los 50 años existen mujeres que aún usan tacones, pero se debe tener en cuenta que las plataformas altas deforman la planta del pie y aplastan los dedos, además de aprisionarlos con las puntas estrechas.
Por último, los ejercicios son importantes para la salud de las articulaciones, sobre todo si se camina descalzo por la arena, la grama o el agua. Andar en puntillas, rotar los tobillos, tomar objetos con los dedos de los pies, mover los dedos uno por uno y hacer rodar una pelota de tenis bajo los pies son otras actividades que sirve de complemento.
La podología es conocida solo por ocuparse del tratamiento de uñas, durezas u hongos; sin embargo, también trata malformaciones, como pies planos y problemas de circulación de la sangre, afecciones a la piel e infecciones. Su función es prevenir y tratar enfermedades que no requieran estrictamente de una cirugía médica.
Las terminaciones nerviosas de los pies pueden reflejar el estado de salud por su conexión con todo el cuerpo. Cualquier dolor o molestia se podrá manifestar en una zona específica del pie, mientras que las dolencias cervicales o mala postura indicarán una malformación en la pisada o una afección las extremidades.
Una zona endurecida del pie es un ejemplo de afecciones en los órganos. Estas durezas también se corresponden a condiciones físicas y mentales de acuerdo al órgano conectado con el área afectada.
La podología es un tratamiento indoloro, que debe ser tomado como un relajante, más que un procedimiento médico. El podólogo debe realizar una limpieza con suero fisiológico para eliminar la infecciones o impureza de las uñas.
Limpiar y pulir las callosidades es necesario, pero no se deben eliminar en su totalidad, ya que estas se forman para proteger al pie de algún tipo de presión o roce, como zapatos ajustados o de taco muy alto. Finalmente, se realiza un masaje en los pies, utilizando cremas hidratantes, vaselina o aceites de aromaterapia.