La vitamina D es una vitamina liposoluble que es importante para la fortaleza de los huesos, los músculos y la salud en general. Sin vitamina D nuestros cuerpos pueden perder tejido óseo, lo que produce debilidad muscular y una posible deformidad esquelética.
La mayoría de la vitamina D que necesita nuestro cuerpo se obtiene de la exposición al sol, aunque algunos alimentos también contienen una gran cantidad de este suplemento.
Existen dos formas principales de vitamina D, estas son D2 conocido como ergocalciferol y D3 llamado colcacilferol. La primera es producida por algunas plantas en respuesta a la radiación UV. Los champiñones son el ejemplo perfecto de este fenómeno, además los alimentos enriquecidos contienen este tipo de vitamina como una forma económica de aumentar los nutrientes.
La segunda, en cambio, es la forma biológicamente más activa de la vitamina D y se encuentra en humanos y animales. Es producida cuando los rayos del sol golpean la piel, convirtiendo el colesterol en una forma activa de la vitamina.
¿Por qué necesitamos vitamina D?
Todas las personas necesitan la vitamina D porque ayuda a nuestros músculos a moverse, regula el crecimiento celular, lleva y transmite mensajes a través del sistema nervioso, lucha contra cualquier infección, entre otros.
La deficiencia de vitamina D, actualmente, se ha relacionado con el cáncer de mama, cáncer de colon, cáncer de próstata, enfermedades cardíacas, depresión, aumento de peso y otros padecimientos. Estudios demuestran que personas con niveles más altos de vitamina D tienen un riesgo menor de padecer cualquiera de estas enfermedades.
Vitamina D para personas de tercera edad
La vitamina D es esencial para los adultos mayores ya que ayuda a prevenir una serie de problemas graves de salud. De hecho, las personas mayores que obtienen la cantidad recomendada de vitamina D al día tienen más probabilidades de prevenir caídas y fracturas, disminuir el riesgo de osteoporosis y otros trastornos óseos, mantener movilidad física e independencia, disminuir los riesgos de problemas cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer; disminuir la posibilidad de admisión temprana al hogar de ancianos, entre otros.
Sin embargo, la deficiencia de vitamina D en personas de tercera edad es muy común en todo el mundo por varias razones, entre las cuales destacan disminución de la ingesta de alimentos que aporten vitamina D, menos exposición a la luz solar, espesor reducido de la piel, alteración de la absorción intestinal, etc. Todo esto puede acarrear una limitación física considerable, como fracturas de cadera y huesos rotos, ya que el calcio no se absorbe con la eficacia que debería.
¿Cómo obtener vitamina D?
La exposición al sol, los suplementos y ciertos alimentos fortificados son las principales fuentes de vitamina D. Pero, debido a la negativa relación entre el sol y el cáncer de piel, los expertos recomiendan que los adultos mayores dependan solamente de las otras fuentes para obtener la cantidad adecuada de vitamina D todos los días.
Algunos alimentos como pescados, huevos, frutos cítricos son fuentes importantes de esta vitamina, pero es difícil obtener los niveles adecuados de ellos. Es por esto que los suplementos son, frecuentemente, más sugeridos para los pacientes.
Los adultos de 19 a 70 años deben recibir 600 IU de vitamina D al día, mientras que las personas mayores deben obtener más de 800 IU. Sin embargo, aunque estas son las cantidades requeridas, es importante que hables con tu medico antes de tomar un suplemento para descartar cualquier interacción adversa con los medicamentos recetados que ya estés tomando.
A pesar de todas las formas que existen para poder aportar vitamina D al cuerpo, siempre es importante que en algún caso donde se sospeche una deficiencia de la misma, se consulte al médico. No sólo podrá ayudar a tomar las medidas necesarias, sino que en algunos casos, existen medicamentos que pueden interferir con los suplementos en vitamina D.