Una buena hidratación es indispensable para evitar y prevenir la aparición de algunos problemas de salud, especialmente en grupos de población como niños y adultos mayores.
¿Por qué es tan importante extremar las precauciones en adultos mayores?
La importancia de que los adultos mayores estén bien hidratados no se produce porque necesiten más agua, sino porque las consecuencias de una deshidratación son mucho más graves, aumentan los percances e incluso la mortalidad. Por otro lado, las personas de avanzada edad han perdido o tienen menos desarrollada la capacidad de tener sed. Al carecer de esa alerta no pueden regular la ingesta del agua a través de la sed. Y, por tanto, no pueden percibir que están deshidratados.
Repercusiones de la deshidratación
La deshidratación puede influir negativamente en las funciones cognitivas y el control motor de los individuos. Existen numerosos estudios que relacionan una mala hidratación con una disminución de la capacidad física e intelectual de un individuo, independientemente de la razón que haya dado lugar a la deshidratación.
¿Cómo mantener a los adultos mayores bien hidratados?
Para mejorar la hidratación en el adulto mayor se recomienda consumir agua aunque no se sienta la sensación de sed, esta ingesta debe ser de manera gradual a lo largo del día, principalmente en la mañana (300-400 ml), para evitar los despertares e incontinencia nocturna y prevenir el estreñimiento. En cada comida (desayuno, almuerzo, merienda, cena) se aconseja beber un vaso de agua para favorecer la ingestión de sólidos, y durante los periodos entre comidas tomar a lo menos 4-6 vasos de agua fraccionado.
Finalmente para mantener una correcta hidratación, la ingesta de líquidos debe ser en forma de agua en ningún caso reemplazar por bebidas o jugos. El agua puede ser de grifo o mineral baja en sodio y se debe controlar además, el consumo de té y café, ya que altera el sueño y al tratarse de líquidos diuréticos, contribuyen a la deshidratación, en especial cuando se bebe poco líquido.