La fragilidad del sueño es más acentuada en los adultos mayores, al igual que las canas y la debilidad de los huesos, pero a diferencia de los demás trastornos, este síndrome se mantiene en constante investigación por las paradojas que presentan sus estudios y la incidencia psicosomática sobre otras enfermedades.
Expertos confirman que el sueño está estrechamente relacionado con la consolidación del aprendizaje del día y dormir representa alestado fisiológicoque se divide en cinco etapas para obtener reposo corporal y almacenamiento de datos en la memoria.
El último lapso de sueño, conocido como la etapa REM, suele ser el más importante, ya que se aligera el sueñoy se activan los sentidos, luego de una larga noche de descanso.Por otra parte, la frecuencia cardíaca y respiratoria en la quinta etapa del sueño, se vuelve irregular para lograr controlar las pulsaciones antes de despertar. También en esta etapa se recrea el contenido del ensueño, lo que se conoce como pesadillas.
La cantidad de veces que se puede levantar un adulto mayor en la noche es mayor a la de un joven adulto, pero esto no significa que sea a causa de una enfermedad. Por el contrario, es una condición natural de cuerpo al envejecer, que igual debe ser vigilada de acuerdo a los niveles de insomnio que presente.
El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos publicó un informe en 1990, donde revela que más de la mitad de los mayores de 65 años experimentaba un sueño inquieto, y el insomnio era su principal afección.
Después de este descubrimiento, la receta médica común era los somníferos o pastillas para dormir, sin embargo,otra investigación publicada en el British Medical Journal afirma que el consumo de ansiolíticos de la familia de las benzodiacepinas, podría aumentar las posibilidades de padecer Alzheimer.
La rutina de las personas mayores debe ser tomada en cuenta al evaluar su estado del sueño, por las siestas que toma un adulto de avanzada edad durante el día luego de una jubilación.
Esto acorta el sueño en la noche, pero prolonga su estadía en la cama, cumpliendo con las necesidades fisiológicas del cuerpo. El sistema está programado físicamente para un descanso por las tardes, pero la rutina en la juventud no lo permite.
En este período de la vida se disminuye el descanso profundo, que se define en la fase tres y cuatro del sueño, donde se determina la calidad del sueño en términos de eficiencia, es decir, saber si el sueño fue reparador. Sin embargo, no se reduce la estadía en la etapa REM al pasar de los años.
Los ejercicios de relajación son útiles para conciliar el sueño antes de dormir, ya que la mayor parte del problema está relacionado con una menor habilidad para reposar, que con un descenso de esta necesidad.
Leer, ducharse con agua tibia o cenar liviano son las recomendaciones más acertadas si tiene problemas leves de sueño. Mantener una rutina diaria de descanso también programará un reloj biológico en el cuerpo para un sueño placentero.
Por último, evitar lo vicios como el alcohol y el cigarrillo, podrían mitigar alteraciones en el sistema nervioso y problemas de indigestión, que aceleran el repentino despertar en las madrugadas.