Se conoce un Accidente isquémico transitorio (AIT) cuando se bloquea el flujo de sangre a una parte del cerebro durante un período breve. Se siente como un ataque cerebral, pero suele durar entre 10 y 20 minutos. A diferencia de un ataque cerebral, un AIT no causa daño cerebral duradero.
Debe tomarse como un signo de advertencia de que se puede presentar un accidente cerebrovascular verdadero en el futuro si no se hace algo para prevenirlo.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la mayoría de los pacientes que han sufrido uno o más AIT tendrán un derrame cerebral en el futuro, aclara que una persona puede tener un ACV sin haber padecido de un episodio menor.
Los síntomas de un Accidente isquémico transitorio aparecen repentinamente. Estos pueden incluir:
- Entumecimiento, hormigueo, debilidad o pérdida del movimiento repentinos en la cara, el brazo o la pierna, sobre todo en un solo lado del cuerpo.
- Confusión repentina o dificultad para comprender frases sencillas.
- Problemas repentinos para caminar o mantener el equilibrio.
- Cambios repentinos en la vista.
- Problemas repentinos para hablar.
Es fundamental para la prevención:
- Controlar adecuadamente la hipertensión arterial.
- Tratar adecuadamente los trastornos del colesterol con dieta y medicamentos si fuera necesario.
- Tratar la diabetes o el síndrome metabólico (resistencia a la insulina).
- Desarrollar una actividad física regular y moderada.
- Controlar el déficit de magnesio.
- Tener un diagnóstico precoz de las obstrucciones arterioescleróticas de las arterias carótidas y su corrección.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud “aproximadamente 70% de los pacientes no reconocen correctamente que están teniendo un AIT o un miniderrame cerebral, 30% retrasa la búsqueda de atención médica por más de 24 horas”.